En ese momento, Jesús se retiró a la región de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea de la región, comenzó a llorar, Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí: mi hija es gravemente atormentada por un demonio! Pero Jesús no le respondió ni una palabra. Así que sus discípulos se acercaron y le preguntaron: Enviad esta mujer, pues da voces tras nosotros. Jesús le respondió: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de Israel. Pero la mujer vino y se postró delante de Jesús, y comenzó a suplicarle, Señor, ayúdame! Jesús le dijo: No está bien tomar el pan de los hijos para echarlos a los perros. La mujer insistió: Sí, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de su mesa de maestros! Entonces Jesús le dijo: Oh mujer, grande es tu fe! Sea como tú! Y desde ese momento su hija quedó curada. Esta narrativa de la Palabra de Dios es como el Evangelio de Lucas 16:19-31 Lázaro y el rico derecho cuando dice "las migajas que caen de la mesa", porque en ambos casos las migas no son físicos, sino también espiritual, porque es el pan vivo, bajado del cielo, Jesús. Los Judios había pan en abundancia, la ley y los profetas, y pensé que era de ellos solos y no compartir lo que realmente fue un gran error, porque desde el principio de la salvación estaba abierta a todos, y se desprende de los muchos ejemplos en la vida Caleb y Josué, que en conjunto fueron los que creyeron en la promesa de Dios sin importar las circunstancias.Ver Caleb no era judío, pero la tribu de los cananeos quenezeus (Js14: 6). Y este fue uno de los doce espías, representó a la tribu de Judá, de la que nuestro Señor vino. Hay un montón de pan en la mesa (la iglesia) que hace la diferencia, pero la clave es el deseo de comer este pan y compartir, así que con Caleb, Lázaro, la mujer cananea, y muchos otros, y tiene que ser como nosotros. De lo contrario, es inútil abundancia en la mesa, excepto a los tribunales, porque "no son los que más se da, mucho se le cobrará LC12: 48." Abre los ojos mientras que usted puede, por ejemplo? El hombre rico en Lucas 16.
Por: Ralph Castello.
